Por encima del mar, desde la orilla americana del atlántico...
hoy, junto a ti, metido en tus raíces,
hablarte como entonces,
como cuando descalzo por tus verdes orillas
iba tu mar robándole caracoles y algas!
Bien lo merecería, yo sé que tú lo sabes,
por haberte llevado tantos años conmigo,
por haberte cantado casi todos los días,
llamando siempre Cádiz a todo lo dichosos,
lo luminoso que me aconteciera.
Siénteme cerca, escúchame
igual que si mi nombre, ti todo lo tangible,
proyectado en la cal hirviente de tus muros,
sobre tus farallones hundidos o en los huecos
de tus antiguas tumbas o en las olas te hablara.
Hoy tengo muchas cosas, muchas cosas que decirte.
Yo se lo que lejano,
sí, que lo más lejano, aunque se llame
Mar de solis o Río de la Plata,
no hace que los oídos
de tu siempre dispuesto corazón no me oigan.
Por encima del mar voy de nuevo a cantarte.
Rafael Alberti
El engaño a los ojos
Todos juntos esos muchachos
Y claman por una justicia
Pertubando, vociferando,
Tan inocentes los carilllos,
Tan fieros el porte y los pasos.
Con la mirada en dirección
De un por venir extraodrinario,
Pero a la vista ahora, ahora,
Presente ya sobre el asfalto
De las calles estimuladas
Por los rumores calculados
De esa tan filial muchedumbre,
Coro de gargantas y brazos,
Crédulamente fiel y sócil
-Candor por alud- al dictado
De los amyores en edad,
En crueldad y en aparato,
Aun carceleros de una cárcel
Donde todo queda murado, sin salida a ningun furturo:
Ni a ese que van anhelando
Los que, por fin, desfilan, jóvenes,
Magnifícos, frente al tirano.
Jorge Guillén
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